Justicia para el pueblo ixil: deuda pendiente

ERM

Por Rosalinda Hernández Alarcón*

El fallo de tres magistrados no ha acabado una lucha de años de miles de personas.

La anulación del juicio contra el exdictador guatemalteco Efraín Ríos Montt de ninguna manera significa que las mujeres y hombres que dieron su testimonio estén derrotados.

Su convicción de seguir demandando justicia la reiteraron en el Encuentro Internacional de Justicia en Transición, realizado en la ciudad de Guatemala los pasados 14 y 15 de noviembre, donde también se destacó el compromiso político que enfrentan las organizaciones sociales dispuestas a continuar la tarea titánica de derribar la impunidad y recuperar la verdad histórica en este país centroamericano, lo que implica actuar cerca y junto a las personas sobrevivientes del genocidio.

Doña Juana, quien testificó acerca de las agresiones que sufrió como mujer, junto a su mamá, tías y vecinas, solicitó a organizaciones nacionales e internacionales que continúen acompañando su lucha por la justicia y por la paz, ambos derechos que les han negado como pueblo y como mujeres, durante la guerra y en la actualidad.

Con voz firme, reiteró que sus testimonios fueron verdad: “No somos mentirosos ni calumniadores, hemos sufrido mucho y vamos a seguir pidiendo justicia”. Expresó su preocupación por la violencia que viven en sus comunidades, donde se sienten amenazados por los ricos por la construcción de grandes hidroeléctricas, y porque el gobierno está prometiendo miles de quetzales a ex patrulleros.

En esta actividad se analizó en especial los caminos que siguieron las mujeres ixiles en la búsqueda de justicia, así como los que están realizando otras mujeres de diferentes departamentos del país, quienes fueron violadas sexualmente por soldados durante la guerra.

En las reflexiones, la abogada feminista Lillian Velásquez demostró cómo en el juicio contra Ríos Montt la violencia sexual dejó de ser ignorada y subsumida en otros delitos.

Explicó que a partir de los testimonios en ese proceso judicial, la violencia sexual quedó demostrada como un patrón sistemático, y ello ocurrió porque mujeres valientes traspasaron barreras, rompieron el silencio y gritaron al mundo su historia, misma que militares y sectores de poder han querido ocultar durante décadas, pero en la actualidad más mujeres están dispuestas a denunciar tales hechos, en tanto han descubierto que es posible sanar heridas a través de la búsqueda de justicia.

Entre las reflexiones destaca lo expresado por Francisca Gómez, quien afirmó que a la sociedad civil organizada le corresponde hacer un blindaje social a favor de la justicia y la memoria, “luchando contra el olvido y el miedo”, ya que es necesario tomar en consideración que en Guatemala las víctimas del genocidio han tenido que enfrentar muchos obstáculos, los cuales no han terminado.

Expresó su preocupación, igual que otra investigadora, Aura Cumes, por las tensiones que se vive en las comunidades y por la remilitarización que afecta a las comunidades indígenas.

Dos conclusiones más de este encuentro: corresponde a la ciudadanía organizada continuar exigiendo el libre acceso a la información y condenar a los medios que mientan porque representa una violación a los derechos ciudadanos.

Haber sentado en el banquillo de los acusados a Ríos Montt ha abierto puertas para otros casos de delitos contra deberes de la humanidad. Este encuentro fue convocado por CALDH, espacio que abrió además la posibilidad de conocer experiencias de procesos judiciales por graves violaciones a derechos en Argentina, Perú y Ruanda.

*Periodista mexicana, residente en Guatemala y coeditora de la publicación feminista La Cuerda.


aromina.garcia

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